12 consejos para decir adiós al dolor de pies en las botas de esquí

12 tips to say goodbye to painful feet in your ski boots

La montaña, la nieve fresca, el sol radiante, el cielo azul despejado: todos los ingredientes para un maravilloso día de esquí están ahí. Todos menos una: la comodidad de tus pies. Los inviernos van y vienen. Y siempre esas pequeñas molestias, entumecimientos e incluso dolores insoportables que convierten tus sesiones de esquí en una auténtica tortura. La incomodidad de los pies con las botas de esquí es a veces tal que nos distrae del placer de esquiar.

Laurent Tacussel, responsable de Formación Internacional de Sidas, cuenta con más de 20 años de experiencia en el bootfitting. Ha desarrollado algo más que una simple pericia en este campo: ha hecho de la relación entre tu pie y tu bota de esquí un verdadero saber hacer.

Aquí tienes sus 12 consejos de experto para que nunca más te duelan las botas de esquí. Porque, como nos recuerda: «En el esquí, para conseguir tus objetivos, tienes que encontrar la horma de tu calzado.»

ANTES DE TU JORNADA DE ESQUÍ, TIENES QUE EQUIPARTE Y PREPARARTE BIEN

1/ «Equípate bien»

En el mercado no existen botas de esquí malas, sino buenos pies confinados en botas de esquí inadecuadas con un equipamiento inadecuado. Porque la comodidad de tus pies no solo depende de la elección de la bota de esquí. Reside en la composición de una combinación ganadora: el calzado, pero también el calcetín, la plantilla y el botín.

2/ «Trabaja en tu bota antes de esquiar con ella»

A pesar de contar con un gran equipamiento, el primer día con tus nuevas botas de esquí pondrá inevitablemente a prueba tus pies, debido al confinamiento antinatural que proporcionan. Para reducir la tensión de ese primer día en las pistas, ponte las botas de esquí varias veces en casa, previamente, mientras caminas, flexionándolas.

3/ «Prepara tus pies»

Preparar los pies para evolucionar en un contexto al que no están acostumbrados implica un poco de rigor y anticipación antes de cada sesión, pero esto te salvará. Masajear el arco del pie haciendo rodar una pelota de tenis bajo el pie, comprobar el corte de las uñas y aplicar una crema hidratante o antirrozaduras son pequeños gestos que limitarán los riesgos de entumecimiento, ampollas o calentamiento.

DURANTE TU JORNADA DE ESQUÍ

4/ «Ponte las botas de esquí a temperatura ambiente»

No hay nada peor para la comodidad de los pies que empezar el día con el calzado frío. Para evitarlo, asegúrate de que no han pasado la noche fuera, en el sótano o en el maletero del coche.

5/ «Ponte bien las botas de esquí»

Todos habéis visto esquiadores que luchan por ponerse las botas de esquí, sentados en el maletero de su coche, en el aparcamiento junto a la nieve. Sin embargo, hay una técnica sencilla que se puede seguir para evitar infligir dolor al pie en cuanto entra en contacto con la bota: facilitar la entrada del golpe del pie pasando los pulgares entre la zapatilla y la parte inferior de la carcasa, justo debajo de los ganchos.

6/ «Ajusta correctamente tus botas de esquí»

Un buen ajuste de la bota de esquí significa sentirse sujeto sin estar apretado. Nadie puede experimentar esta sensación por ti. Por lo tanto, tienes que ser consciente de la presión que se ejerce sobre los pies al cerrar. Un consejo: escucha el sonido de los ganchos al golpear contra el casco. No debería ser demasiado sordo.

7/ «Ajusta tu calzado a medida que avanza el día»

A medida que avanza el día, los materiales que forman el botín tienden naturalmente a apelmazarse bajo el peso del esfuerzo. Por lo tanto, puede ser necesario reajustar la bota de esquí apretando los ganchos después de unas horas de esquí para mantener la comodidad y la precisión.

8/ «Libera tus pies durante los descansos»

Son pocos los esquiadores que no se toman un descanso durante su larga jornada en la montaña. Ya sea para tomar un café, comer o subir a un telesilla, quitarse la presión de los pies durante unos minutos te aliviará el resto.

APRÈS-SKI, DESPUÉS DEL DÍA DE ESQUÍ

La comodidad de tus pies también es una cuestión de anticipación. Créenos, mañana agradecerás unos minutos extra de rigor hoy, antes del chocolate caliente, a pesar de que tu cuerpo esté agotado por la jornada de esquí.

9/ «Quítate bien las botas de esquí»

Al igual que al ponértelas al principio del día, debes tener cuidado al quitarte las botas de esquí a última hora de la tarde. De nuevo, coloca los pulgares entre la carcasa y el botín a nivel del empeine. En particular, esto evitará que los elementos interiores de la bota, incluyendo la plantilla y la lengüeta del botín, cambien de posición para el día siguiente.

10/ «Seca tus botas de esquí»

En lugar de meter descuidadamente las botas de esquí en el maletero nada más quitártelas, vuelve a ponerte la bota como es debido y cierra los ganchos. Una vez de vuelta en casa, saca los botines de su cáscara y luego sécalos: con un secador de calzado o colocándolos cerca de una fuente de calor, sin que estén en contacto directo con ella. El riesgo es que las propiedades y la forma de las espumas de los botines se vean afectadas.

11/ «Toma iniciativas si persiste el dolor»

Si al final del día sigues sintiendo incomodidad, pequeñas molestias o incluso dolor, no seas fatalista. No debes resignarte. Existen soluciones. En primer lugar nuestras protecciones tibiales de GEL, integradas o no con los calcetines.

12/ «Cuida tus botas de esquí a largo plazo»

Al final de la temporada, antes de despedirte de las botas de esquí que te han acompañado fielmente durante todo el invierno, sécalas durante dos o tres días al aire libre, habiendo desmontado previamente todos los componentes, desde la bota hasta la carcasa y la plantilla. A continuación, guárdalas en una bolsa para calzado prevista a tal efecto, en un lugar seco y protegido de la luz.

No pretendemos lanzarte una flecha, como Cupido, pero si tus pies y tus botas de esquí no tienen una bonita y tierna historia de amor, al menos estarán reconciliados.